Tranquilidad ante todo
¿Has estado con alguien que aunque se le esté “cayendo el techo encima” no pierde la calma? O ¿que aún en los momentos más tensos te responde con un “tranquilidad ante todo”? ¡Parecen personas de “otro planeta” o bien están “operadas de los nervios”! Obviamente no es asÃ, son personas que saben controlar sus emociones o mejor aún, son aquellos que no basan su seguridad en las circunstancias, sino en Alguien mucho mayor que ellos.
¿Cómo anda tu temperamento? ¿En lugar de responder, le “ladras” a la gente? ¿Andas más molesto o criticón que de costumbre? ¿Ves todo negativo? ¿Te duele el cuerpo o andas cansado? Si has respondido “si” a alguna de estas preguntas, probablemente estés “estresado”.
Pensamos que el estrés es una “enfermedad” moderna, sin embargo el rey David la manifestó en este salmo:
“Vuélvete a mà y ten misericordia de mÃ, porque estoy solo y profundamente angustiado. Mis problemas van de mal en peor, ¡oh, lÃbrame de todos ellos!”. Sal. 25:16-17
Las demandas de la vida diaria nos tensan y ponen ansiosos y a veces no logramos ver la posibilidad de una salida fácil. Sin embargo, aun cuando no podamos entenderlo, podemos creer que Dios puede usar estos episodios negativos para sacar cosas buenas que nos permitan crecer y aprender a descansar en Él…
Una cuota moderada de estrés puede ser muy positiva, para mantenernos activos y alertas, sin embargo, vivir con un alto nivel de estrés, prolongado en el tiempo, puede convertirse en nuestro enemigo número uno llevándonos a un estado anÃmico negativo, afectándonos en lo fÃsico, mental y espiritual.
¿Qué pasos prácticos podemos dar para combatir el estrés o evitar ser presa de él?
- ¿Hemos fallado y pecado contra Dios?, pidámosle perdón. No descuidemos nuestra diaria comunión con Él.
- Las circunstancias no duran para siempre. Las cosas no siempre saldrán como queremos, pero eso no nos
debe abatir. De lo peor aprendamos a ver lo bueno.
- Aprendamos a enfrentar y vivir con nuestra realidad. No aplacemos lo que tenemos que hacer. Podemos vivir
rodeados de cosas negativas, pero ¡Dios hace que todas las cosas ayuden a bien a los que le aman!Rom.8:28
- Reconozcamos cosas que ocurren en nuestra vida y que nos preocupan más de la cuenta y nos hacen daño
- No seamos exageradamente severos con nosotros mismos, ni caigamos en la trampa de creernos súper
hombres, no somos perfectos.
- Busquemos un consejero sabio, un buen amigo con quien compartir nuestras cosas.
- Vive un dÃa a la vez Mt.6:34, pongamos lÃmite de tiempo a las preocupaciones, y aprendamos a organizar
nuestro tiempo y tareas.
- Tengamos actividades recreativas, hagamos ejercicio y durmamos bien.
¡Tranquilidad ante todo! Y cuando venga la angustia oremos: “Señor, dame el coraje para cambiar las cosas que debo, serenidad para aceptar las que no puedo cambiar, y sabidurÃa para reconocer la diferencia”
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