La incredulidad roba bendiciones
Porque por fe andamos, no por vista 2 Corintios 5:7
La vida de aquellos que han nacido de nuevo es en base a fe, a un plano sobrenatural.
Debe vivirse por su creencia en Dios y sus promesas; y no por lo que miran sus ojos terrenales.
La fe es al creyente lo que la electricidad para una ciudad y lo que un motor para un auto. Un creyente sin fe es como un guerrero sin espada, como un águila sin alas o un marinero sin brújula.
La incredulidad en el creyente roba bendiciones. A menudo la fe de los creyentes es mermada por los periodos de espera a los que son sometidos o por lo difÃcil que pueden llegar a ser las pruebas para su vida. Dejando asà de vivir por fe y siendo arrastrados por las circunstancias.
La fe es confianza en Dios, y cuando se deja de confiar en Él se pierde la fe. Cuando un hijo de Dios pierde su fe, éste es vulnerable.
Dios tiene la intención de bendecir a todos sus hijos, no obstante en ocasiones ellos se pierden de lo mejor por la incredulidad. Jesús mismo dejó de hacer milagros en su tierra por la incredulidad de las personas:
“Y no pudo hacer allà ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.
Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorrÃa las aldeas de alrededor, enseñando.” Marcos 6:5-6.
Dios obra en los creyentes de acuerdo a su fe.
El creyente es quien pone la medida de su bendición, pues el Señor Jesús dijo frases como: conforme a vuestra fe os sea hecho (Mateo 9:29) y ¿qué quieres que te haga? (Marcos 10:51).
Debes recordar que Dios no solamente puede, sino también quiere bendecirte con lo que necesitas y anhelas (Mateo 8:1-3). No le pierdas por incredulidad.
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