Un Gesto De Amor
No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo. Proverbios 3:27
Un antiguo socio de Marco y su esposa habÃan decidido volver a Japón, pero esta vez como misioneros independientes, con sustento propio porque habÃan llegado a comprender la necesidad que tenÃan muchas personas en ese paÃs de escuchar el evangelio y de recibir a Jesús en su corazón como su Salvador.
Mientras compartÃan una rica merienda en su hogar, Camila, la esposa de Marco, le pidió que les diera cien dólares para iniciar su ministerio. Aunque este monto significaba para él un gran recorte en su presupuesto y más porque recién habÃa empezado a trabajar, decidió hacerlo porque sabÃa que estaba haciendo lo correcto.
Dos dÃas después, el administrador del complejo de apartamentos, quien les habÃa alquilado el suyo pocas semanas atrás, se encontró con Marco y le preguntó:
- ¿Quieren algunos muebles?
-¡Claro que sÃ! -dijo Marcos, con una sonrisa en sus labios, pues tenÃan poco más que sus maletas para poner en el apartamento.
El administrador les entregó un bonito sofá, una mesa de esquina, una mesita para café, lámparas, una cama doble, un tocador con espejo y dos cómodas laterales.
HabÃa decidido alquilarles el departamento amueblado sin cobrarles ningún monto adicional. Consideraron este favor como un verdadero regalo de Dios.
Este hecho de la vida real, es un claro ejemplo del amor y la fidelidad incondicional de Dios, porque Él siempre recompensa a quien brinda ayuda a alguien más necesitado.
Este dÃa te animo a ayudar de alguna manera a un niño que vive en la calle, a un anciano, una viuda, un huérfano, un enfermo, un misionero; no con la intensión de recibir algo a cambio, sino porque no hay mayor satisfacción que el haber ayudado a una persona en necesidad.
No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo. Proverbios 3:27
¡Ayuda a una persona a superar sus dificultades y te sorprenderás de la manera cómo Dios retribuye ese gesto de amor!
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